El césped artificial es una superficie de fibra sintética que se parece al césped natural. Se usa más comúnmente en estadios para deportes que originalmente se jugaban sobre césped. Pero ahora se usa en jardines residenciales y aplicaciones comerciales. La razón principal es el mantenimiento: el césped artificial puede soportar un uso intensivo, como durante la práctica de deportes, y no requiere riego ni recorte. Los estadios abovedados, cubiertos y parcialmente cubiertos pueden requerir césped artificial debido a la dificultad de obtener suficiente luz solar del césped para mantenerse saludable.
Pero el césped artificial tiene sus inconvenientes: vida útil limitada, requisitos de limpieza periódica, uso de petróleo, productos químicos tóxicos del relleno y mayores problemas de salud y seguridad. El césped artificial llamó la atención por primera vez en 1966, cuando se instaló en el Astrodome, que había existido durante un año en ese momento. El producto en cuestión era «ChemGrass» desarrollado por Monsanto y rebautizado como AstroTurf; Desde entonces, el término se ha convertido en una marca comercial genérica para cualquier césped artificial a finales del siglo XX. AstroTurf sigue siendo una marca registrada, pero ya no es propiedad de Monsanto.